El bombero fallecido en Toledo

El 30 de enero de 1987, se produjo un incendio en el hospital más importante de la capital Toledana, el Hospital Virgen de la Salud, y que en ese incendio murió, cumpliendo fielmente con su trabajo, Pablo Carrasco, de 30 años.

La casualidad quiso que Pablo había comprado una tarta porque al día siguiente erael cumpleaños de su hija.

El fuego, originado presuntamente por un cortocircuito producido en los sótanos del hospital, obligó al desalojo de los 545 enfermos que ayer se encontraban en el centro.



El incendio destruyó prácticamente la totalidad de los 130.000 historiales clínicos que se hallaban en el archivo, cuya techumbre se ha derrumbó. El fuego comenzó a la una de la tarde, y quedó sofocado seis horas después.

Además de los enfermos, fue necesario desalojar a unas 1.500 personas que en esos momentos se encontraban en el hospital. Uno de los pacientes que se encontraba en la unidad de cuidados intensivos del centro hospitalario falleció mientras era trasladado al centro nacional de parapléjicos. El ministro de Sanidad, Julián García Vargas, que se desplazó al lugar del siniestro, afirmó en conferencia de prensa que la muerte de este enfermo "quizá no tenga relación directa con el traslado". La evacuación se realizó en unos noventa minutos, señaló García Vargas, quien añadió que se había aplicado el sistema de evacuación para casos de "máxima catástrofe".

El incendio alcanzó momentos de gran espectacularidad por el humo que se desprendió al quemarse miles de placas radiográficas que acompañaban la documentación de los pacientes, archivada desde hace más de 20 años (el edificio de la residencia data de 1961).

La evacuación de los enfermos estuvo rodeado de gran confusión. En un primer momento se desalojó el ala norte del edificio, con un total de 130 personas. Éstas fueron trasladadas en un principio a la sección de maternidad del mismo centro, aunque posteriormente técnicos del Ayuntamiento de Toledo dieron la orden de desalojo total, por la expansión del humo y por temerse que "alguna estructura interna pudiera verse afectada".

El incendio tardó en controlarse más de tres horas, aunque no pudo ser sofocado totalmente hasta mucho tiempo después. El presidente del Gobierno regional de Castilla-La Mancha, Jose Bono, solicitó personalmente al alcalde de Madrid, Juan Barranco, el envío urgente de tres coches de bomberos, un vehículo nodriza y un extractor especial de humos.

Todos los equipos de Protección Civil, Cruz Roja, bomberos. Policía Nacional, Policía Municipal, Guardia Civil e incluso vehículos particulares y la totalidad del personal sanitario -incluso los del turno de la tarde colaboraron en el desalojo de los pacientes.

El coche oficial del presidente autónomo, José Bono, fue utilizado en dos ocasiones para trasladar a enfermos, uno de los cuales había sido operado hacia cuatro días. Dos unidades móviles de cuidados intensivos sirvieron para trasladar a los pacientes recién operados, que fueron auxiliados durante la intervención quirúrgica con grupos electrógenos. Camiones del Ejército de Tierra transportaron material peligroso -bombonas de gas, alcohol, hidrógeno y oxigeno-, que estaba en los sótanos del edificio, aunque lejos del incendio.



Referencias

Periódico El País 
Memoria de bomberos de Toledo