Historia de los extintores

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El precedente del extintor portátil fueron el "cubo" lleno de agua o arena para apagar pequeños conatos, y la “jeringa”, que consistía en un cilindro que se llenaba de agua y un pistón que se deslizaba dentro del cilindro para proporcionar la presión que hacía salir al agua por la boquilla. Este sencillo aparato comenzó a utilizarse en el siglo tercero A.C. en el Imperio Romano, pero su uso se prolongó durante siglos.
Un primer antecedente de lo que posteriormente fue un extintor de incendios fue patentado en Inglaterra en 1723 por Ambrosio Godfrey, un célebre químico de su época. Se trataba de un barril de extinción de incendios que contenía un líquido extintor que actuaba con la explosión de una cámara de estaño que contenía pólvora. La dispersión y atomización del líquido provocaba la extinción del fuego. El periódico inglés Bradley Messenger en su edición del 7 de noviembre de 1729 habla de su eficacia a la hora de extinguir un incendio en Londres.
El origen de los extintores, se inicia en 1813 con William George Manby, un inventor y publicista inglés, que nació en Denver (Norfolk) y murió en Yarmouth (1765-1854). Abrazó la carrera militar, y después de haber ascendido a capitán, se le designó, en 1803, para director de los cuarteles de Yarmouth.
 Se distinguió principalmente por sus inventos mereciendo citarse entre estos una bomba para extinguir incendios cargada de una disolución de cal y potasa, lo que podemos denominar como el primer extintor de incendios de la historia.
 A este inventor inglés se le ocurrió crear un instrumento que apagase el fuego viendo las dificultades de un grupo de bomberos de Edimburgo para alcanzar los pisos superiores de un edificio en llamas.
El primer extintor de fuego del mundo, creado por William G.M. , estaba formado por cuatro cilindros de cobre de los que tres de ellos estaban llenos de agua hasta la mitad y en el cuarto introducía aire a presión. En la parte superior del cilindro había una pequeña manguera y una válvula. Cuando se accionaba la válvula el aire a presión salía del cilindro metálico arrastrando el agua con el y apagando así el fuego. Podía lanzar hasta 12 litros de agua. El capitán William George patentó el extintor en Reino Unido en el año 1813. 
El mecanismo de un extintor antiincendios no ha cambiado hasta nuestros días ya que el principio sigue siendo el mismo. Se trata de un cilindro metálico con un producto extintor a presión en su interior que cuando se acciona la válvula sale a presión por la manguera. 

El primer extintor portátil eficiente que funcionó a través de productos químicos (soda-ácido) y no con agua, fue invento del médico francés François Carlier en el año 1865. Todo surgió porque se le ocurrió entremezclar bicarbonato sódico con agua, acoplándole en el cuello dentro del artefacto una botella de cristal con ácido tartárico. El problema era que la botella se rompía a través de un punzón y la mezcla de los diferentes productos generaba el anhídrido carbónico, que era lo que expulsaba la mezcla química del recipiente cara el exterior.
En Madrid, el primer extintor de agua fue presentado al servicio contra incendios en 1870 por el español Ramón Bañolas y Arnau, que curiosamente lo bautizó con el nombre de matafuegos.
Un extintor de ácido sódico fue patentado en 1881 en los Estados Unidos por Almon M. Granger. Su extintor utilizó la reacción entre la solución de bicarbonato de sodio y el ácido sulfúrico para expulsar agua a presión sobre el fuego. También este año, un extintor operado por cartucho fue inventado por Read & Campbell de Inglaterra, que usaba agua o soluciones a base de agua. Más tarde inventaron un modelo de tetracloruro de carbono llamado "Petrolex", que se comercializó para uso automotriz.
Durante la década de 1890, se desarrolló otra variedad que consistía en una “bomba” de botella de vidrio llena del líquido que se pretendía arrojar a la base de un fuego. El CTC (tetracloruro de carbono) vaporizó y extinguió las llamas por reacción química. CTC era adecuado para incendios de líquidos y eléctricos y los extintores se instalaron en vehículos de motor durante los siguientes 60 años. Los extintores CTC se retiraron en la década de 1950 debido a la toxicidad del producto químico.
Eran antídotos eficientes en situaciones normales, en pequeños incendios, mas no servían en el caso de grandes fuegos en los que hubiera líquidos inflamables como gasolina, aceite, pintura. Para ello, se usó el extintor de espuma en 1905 en Rusia, inventado por Alexander Laurent, que mezcló una solución de sulfato de aluminio y bicarbonato de sosa con un agente estabilizador. ¿Cómo funcionaba? Las burbujas de espuma de aquel complejo químico eran portadoras de anhídrido carbónico y flotaban sobre la superficie del líquido inflamado, privándolo de su fuente primordial para la combustión: el oxígeno.
Los primeros extintores portátiles auténticos aparecieron a finales de la primera década del siglo XIX; contenían botellas de cristal con ácido que, al romperse, descargaba él ácido con una solución de sosa, generando una mezcla con suficiente presión de gas para expulsar la solución. 
Ilustración publicitaria de 1905

El tetracloruro de carbono fue unos de los primeros compuestos químicos empleados en 1908 en extintores portátiles. Posteriormente, se descubrió que sus vapores eran muy tóxico y que cuando se aplicaba al fuego podía producir ácido clorhídrico y fosfógeno, mas tóxico todavía. Poco más adelante, en 1909, el neoyorkino Edward M. Davidson patentó su extintor de tetracloruro de carbono, elemento químico que era expulsado cara el exterior por anhídrido carbónico a presión, que se evaporaba al tomar contacto con el oxígeno.
En 1912, Pyrene Manufacturing Company de Delaware presentó una patente para el uso de tetracloruro de carbono (CTC) para extinguir incendios. El líquido se evaporó y extinguió las llamas al inhibir la reacción química en cadena del proceso de combustión (era un presupuesto de principios del siglo XX que la capacidad de extinción de incendios del tetracloruro de carbono dependía de la eliminación de oxígeno). La patente del pequeño extintor portátil que usaba el químico se hizo en 1911.
Durante la Primera guerra mundial comenzaron a usarse los primeros extintores de CO2
Los extintores de agua, activados por cartuchos (tipo de inversión), se introdujeron a finales de la década de 1920. El primer extintor de espuma apareció en 1917 y su aspecto y funcionamiento se parecen muchos a los extintores de ácido y sosa y en 1918 se desarrollo una solución anticongelante de metales alcalinos denominadas “corriente cargadas” para empleo de extintores activados por cartuchos.  
1940
En 1924, se inventó el extintor de dióxido de carbono (CO2) (al menos en los EE. UU.). Consistía en un cilindro de metal alto que contenía 7,5 libras de CO2 con una válvula de rueda y una manguera cubierta de algodón de latón tejido, con una bocina similar a un embudo compuesto como boquilla.
En 1928, DuPont presentó un extintor de polvo químico seco operado por cartucho. Consistía en un cilindro de cobre con un cartucho interno de CO2. El operador giró una válvula de rueda en la parte superior para perforar el cartucho y apretó una palanca en la válvula al final de la manguera para descargar el producto químico.
Durante la Segunda Guerra mundial, los de CO2, se convirtieron en los extintores más utilizados en fuegos de líquidos inflamables.
Durante la década de 1940, Alemania inventó el clorobromometano líquido (CBM) para su uso en aviones. Fue más efectivo y ligeramente menos tóxico que el tetracloruro de carbono y se usó hasta 1969.
Las investigaciones condujeron a la aparición en 1943 de un agente de polvo químico mejorado, finamente granulado y en 1947, a otro tipo todavía más eficaz.
A medida que se acrecentó el empleo de líquidos inflamables, aparecieron agentes en polvos más efectivos.
Después de la Segunda guerra mundial, se introdujo el clorobromometano, ligeramente menos tóxico, y comenzó a emplearse él termino liquido vaporizarte para designar a los extintores de este tipo.
En 1950 se comercializo un extintor de polvo especial a base de cloruro de sodio. El empleo de metales combustibles (magnesio, sodio, litio, Etc.) impuso la necesidad de un agente especial para la extinción de fuegos de dichos metales. Él termino ” polvo ESPECIAL” sé eligió para indicar la aptitud del agente para uso en fuegos Clase D (metales combustibles); el termino “polvo químico” se reservo para agentes efectivos en fuegos de clases ABC o BC.
Extintor Pyrene
El empleo de la espuma se extendió progresivamente a lo largo de los años, hasta que en la década de los ´50 los extintores de polvo alcanzaron una amplia aceptación, sustituyendo a los extintores de CO2 como los más utilizados en eliminación de fuegos.
A principio de los 50, distintas agencias federales prohibieron los extintores de clorobromometano por resultar venenosos, y a mediados de los años 60, muchos estados, ciudades y firmas industriales siguieron su ejemplo. A finales de los 60 se interrumpió su homologación por laboratorios de ensayos.
El químico seco ABC vino de Europa con Super-K inventado a principios de los 60 y Purple-K desarrollado por la Marina de los EE. UU. a fines de los 60.
Aunque los líquidos vaporizantes resultaron ser inaceptables, hidrocarburos halogenados menos tóxicos encontraron aplicación en forma de gases licuados. El bromotrifluormetano (halón 1301) desarrollado por DuPont y el ejercito de EE.UU se introdujo en 1954 como agente extintor de gas licuado a alta presión para su empleo contra fuegos de líquidos inflamables y equipos eléctricos en tensión inhibiendo la reacción en cadena.
En 1959 aparecieron los extintores de agua acumuladores de presión, que en 10 años reemplazaron gradualmente a los modelos de cartucho. Ese mismo año, se introdujo un agente a base de bicarbonato potásico dos veces más eficaz que el de bicarbonato sódico ordinario.
En 1961 se introdujo un nuevo tipo de agente, denominado “polvos químicos polivalentes”. Tenia la doble ventaja de ser un 50% más efectivo en fuegos de líquidos inflamables y aparatos eléctricos y ser, además, capaz de extinguir fuegos de combustibles ordinarios. Al principio se empleo fosfato diamónico por ser mas barato, pero éste fue pronto sustituido por fosfato monoamónico, considerablemente menos higroscópico.
En 1967 se desarrollo en Europa ( introduciéndose en Estados Unidos en 1970), un agente a base de bicarbonato potásico y urea. Su efectividad era dos veces y media mayor a la del polvo químico ordinario. En 1968 se introdujo un agente a base de cloruro potásico. Era un 80 % más efectivo que el polvo químico ordinario, pero más corrosivo e higroscópico que el bicarbonato potásico.
Extintor Minimax

En 1969 se interrumpió en Estados Unidos la fabricación de todos los extintores de inversión, que ya no se certifican o aprueban por los laboratorios de ensayos.
En 1973 apareció un extintor de gas licuado a baja presión cargado de bromoclorodifluormetano (halón 1211). En 1974 comenzaron a realizarse altos ensayos con extintores de dibromotetraflourmetano (halón 2402), liquido a temperatura ambiente. Los ensayos demostraron que este agente podría utilizarse en distintos tipos de fuego, estos materiales ya no se producen, su empleo en extintores portátiles en el mundo se ha limitado por causar daños a la capa de ozono.
El Nagekesu SAT 119, de Japón, es un extintor de incendios que en vez de liberar su contenido a través de un gatillo, funciona al ser lanzado a las llamas. Como si fuera una granada, la persona tira el extintor (hecho de plástico) al fuego y este explota, liberando un líquido azul que combate el incendio de dos maneras. En una primera etapa, los químicos se dispersan sobre el área encendida. El amonio liberado por los químicos al incendiarse retarda el fuego. Finalmente, la mezcla de los químicos más el dióxido de carbono producido por el fuego terminan eliminando el oxígeno, por lo que se apagan las llamas. Sus creadores dicen que SAT 119 sólo funciona con incendios pequeños.

Referencias


Fotos