El incendio y explosión de la Barraca de Schulze de Valpaiso

El 1 de Enero de 1953, se conmemora el aniversario de la tragedia del “Incendio y Explosión” que afectó a la barraca Schulze de la ciudad de Valparaíso, ocasión en que perdieran la vida cincuenta personas, de ellas, treinta y seis voluntarios pertenecientes a cinco Compañías del cuerpo de bomberos de la ciudad. Mientras transcurrían las celebraciones del nuevo año, cerca de las 2:10 a. m., la central de comunicaciones del Cuerpo de Bomberos recibía la alerta de un incendio en la esquina de avenida Brasil 2069 con calle Freire, donde se ubicaba la barraca de madera Schulze.

Cuartel General Bomberos Valparaíso

Una bengala disparada momentos antes había caído sobre la estructura originando el incendio. Rápidamente y alentado por la alta cantidad de combustible existente en el lugar las llamas alcanzaron rápidamente gran altura haciendo que numerosas personas llegaran hasta las inmediaciones para ver el trabajo operativo de las diversas unidades de Bomberos que trabajaban en el lugar. Las compañías 8º y 11º se apostaron por calle Blanco, donde se encontraba el edificio de la Dirección de Caminos (actual Dirección de Vialidad) mientras otras unidades atacaban el fuego por Avda. Brasil. Tras una hora de arduo trabajo la situación comenzó a ser controlada, lo que llevó al 2° Comandante, don José Serey ha ordenar el retiro de las compañías 1°, 2º, 3º, 4º, 5º y 9º. Otras unidades en tanto comenzaron el trabajo final de apagar las ultimas llamas y posteriormente iniciar la remoción de escombros. Los curiosos comenzaron a retirarse y Carabineros, que había acordonado el sitio de la emergencia, flexibilizó el procedimiento.

Exactamente a las 03:04 horas de esa madrugada, explotaba con inusitada violencia un polvorín clandestino, situado a escasos metros de la mencionada barraca, desatando la emergencia que más vidas humanas ha costado a una institución bomberil en Chile. De pronto una luz cegadora se hizo presente, un fuerte estruendo se sintió en prácticamente todo Valparaíso y una gran columna de fuego se elevó por varios metros, iluminando por segundos la bahía porteña. El polvorín contenía en sus dependencias 20 cajones de pólvora, fulminantes, tambores de petróleo, y cientos de litros de parafina y bencina.

Nadie sabía de su existencia y sólo fue necesario que una chispa originada por los trabajos de remoción cayese sobre la pólvora para desatar la tragedia. Edificios e inmuebles situados a cinco cuadras a la redonda sufrieron la destrucción de sus ventanales, generando cincuenta muertos y otras cientos de personas resultaron gravemente quemadas y lesionadas de diversa magnitud.

Sin duda, se trató de una triste jornada para el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso y se declararon 3 días de duelo nacional en honor a las víctimas muertas en la espantosa tragedia.

Mausoleo de la 8º Compañía de Valparaíso

El listado de fallecidos, es encabezado por quien fuera a la fecha 2° Comandante de la Institución, don José Serey Sagredo. Junto a él, perdieron la vida, oficiales y voluntarios de la 6ª Cía. Bomba “Cristóforo Colombo”, 7ª Cía. “Bomba España”, 8ª Cía. Bomba “Zapadores Franco-Chilenos”, 10ª Cía. “Eduardo Farley” Bomba Chileno-Árabe y 11ª Cía. Bomba “George Garland”. El jefe del turno de Carabineros, a cargo del procedimiento policial, mayor Raúl Albornoz Echiburu, resultó gravemente quemado y a pesar de los esfuerzos que se hicieron, incluyendo su envío a Estados Unidos, falleció en el hospital Walter Reed varios días después. Unos 320-350 civiles, curiosos que no sabían del riesgo que corrían, fueron heridos.

Su Excelencia, el señor Presidente de la República don Carlos Ibáñez Del Campo y sus ministros (Obras Públicas, de Hacienda, Interior, Educación y Justicia) arribó a Valparaíso, para interiorizarse en forma personal de la magnitud de la tragedia, participando además, en los multitudinarios funerales de las víctimas (28 bomberos) que con el paso de los días en total superaron las 50 personas (36 bomberos, un policía y 13 civiles). La ceremonia religiosa fue celebrada por el obispo de Valparaíso Rafael Lira Infante.