El bigote es una tradición en los bomberos del pasado, pero es difícil saber cuándo empezó o de dónde comenzó esta tradición.
La tradición dice que, cuando no había aparatos de respiración, los bomberos se dejaban bigotes largos y se los mojaban sirviendo como filtro improvisado al doblar su labio, lo que les permitiría respirar un poco más. De este modo, se dejaban grandes bigotes que mojaban, y se metían al incendio sólo respirando`por la nariz.
La tradición dice que, cuando no había aparatos de respiración, los bomberos se dejaban bigotes largos y se los mojaban sirviendo como filtro improvisado al doblar su labio, lo que les permitiría respirar un poco más. De este modo, se dejaban grandes bigotes que mojaban, y se metían al incendio sólo respirando`por la nariz.
En la actualidad no se recomienda y en algunos sitios se prohíbe el uso de barba, debido a que la máscara del equipo de respiración autónoma no sella perfectamente y cuánto más poblada, menos sellado, y por tanto más pérdida de aire. Pese a esto, un bombero moderno, Brian Kennedy, de Washington DC, en 1980 fue despedido al negarse de deshacerse de su bigote y ganó el derecho a llevar su bigote según la Ley de Derechos Humanos del distrito de Columbia prevaleciendo sobre las leyes del Departamento de Bomberos en el año 1995, además de recibir el salario de forma retroactiva de esos 15 años perdidos.
Según un artículo del New York Times del 21 de junio de 1986, Jhon Mulligan, decía que era una tradición en New York, y que en torno al 40% de los bomberos en esa fecha, lo llevaban.